Lo que se considera imagen ha variado respecto a los diversos regímenes escópicos, regímenes de la visión, o formas de mirar el mundo, que se han sucedido en el transcurso de la historia de la humanidad. La manera de ver las imágenes hoy radicalizadas, respecto de sus antecesoras, posee lógicas cuyos estudios o análisis son aún muy recientes y se están gestando en la transdisciplina de los estudios visuales. Estas lógicas están relacionadas con la masificación y el uso de aparatos reproductores, captadores y generadores de imágenes, y su manejo exponencial en plataformas digitales: lugar de exhibición y mercado para las imágenes contemporáneas. Estos espacios virtuales, a los que se accede sólo a través una tecnología específica, redefinen nuestro concepto de realidad espacio-temporal en que nos situamos. Unamuestra de arte, por ejemplo, si no es visualizada y compartida mediante redes sociales, no existe públicamente, por lo menos dentro de este régimen. Photo or fake (foto o mentira); la imagen fotográfica como evidencia, pero una evidencia pensada, diseñada. Por lo tanto, el éxito de audiencias en una exhibición de arte depende del manejo de sus imágenes en la red. Aquellas estrategias para evitar la invisibilidad, o procurar ser visto, no son de uso exclusivo de instituciones como los museos, corporaciones,empresas, también lo son de sujetos vinculados al poder político, y de usuarios como nosotros. Existe una fórmula de comportamiento en que las experiencias mediáticas se vuelven experiencias concretas y viceversa. Las imágenes que se generan hoy parecieran tener un doble fin. El primero y más evidente es la circulación, la exposición, la mediatización. El segundo es la provocación, la implantación o viralización deideas simples o complejas que en una tercera instancia actúan como agentes de cambio, en torno a cuestiones de orden individual y social. Es en esta última instancia donde se devela el poder de lasimágenes y es posible construir un criterio frente a su uso. Boris Groys, en su libro Volverse Público (2014), se interna en la subjetividad de los artistas o fotógrafos, empatando sus habilidades técnicas con las habilidades del resto de los usuarios. La condición de ser productores de imágenes, que ya no es propia de un selecto grupo, sino que de cualquier persona que participe de la producción de imágenes en sus diferentes etapas y todas sus esferas de desarrollo social, político o económico. Seríamos, por consecuencia y en mi opinión reproductores de un negociado, o mercado de la imagen que, a través de un programa sistematizado de trabajo ha coaptado, incluso, muchas de las instancias críticas que el artepodría accionar. En su ensayo La obligación del diseño de sí, Groys argumenta que el desarrollo del diseño desde la época moderna y su vinculación con el arte en el constructivismo ruso, ha permeado no sólo en el diseño de objetos cuya condición material es relevante, sino que también ha puesto en discusión el diseño de sistemas de vida que presuponen la obligación del diseño de uno mismo. En este sentido, la expansión de la generación de imágenes, ya no sólo se remite a cuestiones técnicas, sino a configuraciones sociales e individuales que articulan la necesidad de exteriorizar mediáticamente las imágenes de nuestra individualidad, de nuestro ser.
Visto desde la vereda de Vilém Flusser (2015), este sistema programa las condiciones de posibilidad de existencia de las personas. Las imágenes se han internado y expandido en el lenguaje, sustituyéndolo, negándolo, reconfigurándolo. Así una consciencia post-histórica regularía las formas de estar en el mundo. A mi parecer, hoy más que nunca los límites que definen a las imágenes se encuentran totalmentedifuminados en la experiencia cotidiana, ahí su radicalidad. Su significante no es algo fijo, puede ser reconocible en muchas cosas, no sólo en sus condiciones materiales, sino que también en situaciones, construcciones de escenas, eventos, hitos, hechos históricos, como también virtualidades. El significante de una imagen ya no es sólo su marco, lo que la delimita, la contiene o la soporta. Pienso que su marco, sucontenedor, su soporte, su línea de borde se ha expandido, se ha vuelto difusa, tenue y en ese desdibujo,en ese borrón, en esa frontera ambigua nos ha consignado a dentro y no ha dejado a nadie afuera. Es decir, somos las imágenes, en tanto entendemos el sistema ejecutor del programa del que somos parte. De alguna forma, nuestra existencia como productores y a su vez como producto, está programada, estandarizada, capitalizada. En El universo de las imágenes técnicas, (2015), Flusser resignifica los rolesque se juegan en torno a la producción de imágenes, pues no habla de fotógrafos, más bien se refiere a operarios, y/o funcionarios. De esta forma, plantea una posición crítica en torno al rol de los artistas o fotógrafos que sobre ésta perspectiva, no deberían conformarse con las condiciones de un sistema o programa que limita la producción de imágenes. En su lugar, deberían ir tras la imagen que no es posible, es decir, la imagen desprogramada, la imagen resucitada, que en su estado moribundo obedece, es dócil, es útil, no fricciona los sistemas de representación. En otras palabras los artistas, en nuestra práctica, deberíamos tener el deber de desprogramar o a lo menos criticar los sistemas de producción, con el fin de realizar un corte, una incisión, una desvinculación en la cadena productiva de la que somos parte. La noción Flusseriana de programa (2015) no sólo se aplica a sistemas de captura o generación de imágenes, sinotambién se concretiza en sistemas de conformación social, políticos, económicos que generan, finalmente, la macro imagen en la que vivimos. La cadena de producción de imágenes no sólo está relacionada con los aparatos técnicos y su circulación, sino que también con cómo nuestras sociedades están ocupadas enproducir imágenes en búsqueda de eficiencias económicas y políticas. Desde manejos en la bolsa, generación de empleo, distribución de la riqueza, movilidad social, la una declaración de guerra, la conformación de un frente político, hasta la resignificación de una lucha social o cultural, por nombrar sólo algunas cuestiones que redirigen, influencian y modifican a sociedades e individuos en sus pensamientos y comportamientos. ¿Hacia dónde? ¿Hasta dónde? Comenzar a proyectar esas líneas sería ficción o ciencia ficción. Lo claro es que existe, cual proyecto moderno, un estado de transición permanente, un ir hacia delante, un devenir constante en movimiento en tanto que se afinan, o evolucionan las tecnologías y sus estándares en los sistemas de producción y reproducción de imaginarios. Es desde ese estado detransición, de movilidad ad eternum, propio las imágenes contemporáneas, que mi trabajo se enuncia y desde el cual convergen, en su cuerpo de obra, cuestiones personales, socioculturales y políticas, de la misma manera que materialidades técnicas y digitales como una posibilidad creativa, autoreflexiva e interpeladora.